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sábado, 31 de marzo de 2012

Castel Pujol Gran Reserva 2009



Bodegas Carrau
Caste Pujol Gran Reserva 2009
Cabernet Franc, Tannat, Merlot
13% Grad. Alc.
Región La Violetas, Canelones, Uruguay.


Lo que animó a hacernos de esta botella es el rótulo de Gran Reserva que trae la muy conocida marca Castel Pujol. Nunca antes habíamos visto esta etiqueta ni sabíamos que esta marca tenía un Gran Reserva. No viene especificado el porcentaje utilizado de cada cepa para este caldo.

Es de un violeta muy vivo, denota mediana corpulencia. Su olor es muy afrutado, medio dulzón, muy persistente resaltando los frutos rojos, frambuesa. Ya en boca es de una suave tanicidad, tiene un punto de dulzor muy leve, frutas rojas de nuevo, pasas; de sabor con una mediana intensidad, también una leve sequedad, no es potente, tampoco lo encontramos robusto, con un final con poca persistencia, quizá hasta leve para lo que esperábamos por un Gran Reserva, y es que ante este tipo de vino esperábamos una mayor expresión, algo más elaborado: la cabernet franc es una uva de suave tanicidad pero creíamos que al estar trabajado con el tannat -no sabemos los porcentajes- nivelaría su robustez, su potencia, no fue así; no es un mal vino, su precio lo torna interesante, pero no fue de nuestro total agrado, este corte resultó muy suave, tampoco no es lo que tenemos en mente por un Gran Reserva.

martes, 27 de marzo de 2012

La exposición de las rosas / La familia Tóth, István Örkény



Títulos originales : Rózsakiállitás / Tóték (1977 / 1967)
Títulos en portugués : A exposição das rosas / A família Tóth
Editora 34 (1993)
Traducción : Aleksandar Jovanovic


La literatura húngara es para mí un mundo aún por descubrir. Lo más cerca que he estado fue el libro “Budapest” de Chico Buarque y la película basada en aquel libro, ambos totalmente olvidables. No recuerdo alguna edición al respecto en la mar de libros que hay en el Jr. Quilca y alrededores de literatura de ése país, y aquí, como suele suceder con las cosas importantes, me deparé con este ejemplar por mera casualidad.

Aquí en Brasil así como hay la Coleção Letras Italianas de Berlendis & Vertecchia Editores, hay también la Coleção Leste de Editora 34, encargada de ofrecer al público brasileño –y extranjeros que nos beneficiamos también con esto- obras de autores de países de Europa del Este, o “la otra Europa”, con traducciones directas del idioma original por personas con un amplio dominio de las diversas lenguas que por allá se hablan, como en este caso, en que la traducción corrió a cargo de Aleksandar Jovanovic, doctor en semiótica y lingüística y profesor de graduación y post graduación de la Facultad de Educación de la Universidad de São Paulo; además del húngaro traduce también obras del idioma checo y del serbio al portugués.

Este libro trae dos novelas cortas de Itsván Örkeny (Budapest, 1912 – 1979): la que da título al libro, de 1977, en donde Iron Korom se propone a dirigir un documental para la televisión sobre la muerte: Korom necesita para esto gente dispuesta morir frente a cámara. Él no quiere elaborar escenas chocantes para el espectador, quiere exponer los dramáticos momentos de tres personas en particular en quienes los espectadores con alguna enfermedad parecida se identifiquen con ellos. Ante su cámara desfilarán: la viuda de Gábor Darvas, lingüista especialista en lenguas ugrofinesas, quien moriría diez días antes de que Korom tenga el aval del canal para empezar a filmar: por ese motivo será su esposa quien deje el testimonio sobre sus últimos días; Mariska, quien trabaja en una empresa que comercializa flores, inicialmente cuidaba de su madre, una anciana casi ciega y cascarrabias: el irónico destino hará que ésta última sea quien cuide de su hija al avanzar el mal de ella. Tendrán que alquilar su casa con ellos dentro para poder recibir algún dinero que ayude con los gastos de sepelio; J. Nagy, un ex-reportero de guerra, productor de reportajes y escritor, se interesa sobre el documental de entrada, pero no para producirlo, sino para ser uno de los que en él aparezca.

Las conversas de estas personas acerca de la muerte en su futuro cercano rinden muy buenas páginas. El autor consigue mostrar los escenarios desoladores, muy reales, pero con cierto humor negro en algunos pasajes:

Era esto lo que yo deseaba contar, ya que él no lo puede hacer. No estaría bien hablar de mí misma, tal vez, lo máximo sería sobre aquello que esté relacionado con su muerte. Ahora, cuando me detengo a contemplar los diecisiete años de nuestro matrimonio, veo que apenas estos últimos diez días me sentí su mujer. Pueda que eso me haga ver de una forma negativa, pero debo confesar que fui feliz a su lado, por primera vez, mientras él agonizaba.
(Fragmento, Pág. 23)



- ¿Solamente eso va a pagar la televisora?
- ¿Cuánto es eso?
- Ya recibimos cinco mil. Madre, usted debe recibir diez mil más luego de que yo muera.
- Es justo lo que vamos a gastar con el entierro –observó la madre.”

(Fragmento, Págs. 31 y 32)



- Desde que encuentres gente dispuesta a morir delante de los ojos de millares de televidentes.
- ¿Y usted, no estaría dispuesto?
- Pretendo vivir por un largo tiempo – sonrió J. Nagy.
- Sí, pero usted ya tuvo un infarto.
- Es cierto –concordó J. Nagy con la generosidad característica en los ebrios- . Mi próximo infarto es todo suyo.

(Fragmento, Pág. 35)

En la historia de la familia Darvas se ve reflejado aquella infelicidad de la mujer mantenida a través de los años, disimulada muy bien ante el resto, hasta parecían felices, cuando en verdad cruzaban un par de palabras durante el día, él por dedicarse por entero a su trabajo y ella por no hacer nada al respecto. Se sentirá que existe, que le es útil solamente cuando él no pueda mecanografiar y la necesite para que termine de escribir su obra. Ya en la segunda historia hay otro tema –además de la muerte- muy presente: el dinero. Y es que su paupérrima situación hace que ambas protagonistas no puedan olvidar que hasta para morirse necesitas tener algo de dinero. Ya J. Nagy, quien mantiene su ácido humor hasta en el momento de la agonía, es quien “apura” su hora para ser parte del documental, sin que el director lo sospeche.

Ya en “La familia Tóth”, Mariska y Lajos Tóth, los padres de Gyula, quien está destacado en el frente de batalla, recibirán como huésped al mayor Varró -militar a cargo del batallón donde el hijo está enrolado-, poseedor de enfermizas costumbres y manías que pondrá de cabeza la apacible rutina de esa familia, ya que ellos querrán agradarlo en todo lo posible e imposible para mejorar la situación de Gyula, sin saber que éste ya está muerto.

La historia se desarrolla en Matraszentanna, una pequeña villa enclavada entre las montañas húngaras. Aquí Lajos Tóth es el comandante de la compañía de bomberos, autoridad que se verá reducida a la más mínima expresión con la llegada de aquel mayor quien envuelve en absurdas situaciones a la familia que lo acoge, esto permite que el humor esté más presente que en la historia anterior, aunque también aquí sea la muerte el tema de fondo: a cambio del buen trato al mayor la familia espera que Gyula sea cambiado a un puesto administrativo y no en plena guerra, evitándole una muerte fija. Y claro, el final, con un Lajos Tóth camaleónico, inesperado, sangriento.

La familia Thót” fue llevada al teatro con éxito en Estados Unidos, siendo la versión para teatro del mismo Orkény.



El autor, hijo de un farmacéutico, llegó a graduarse como ingeniero químico, y llegó a publicar sus primeras historias en la década del ’30 en la revista literaria antifacista y antiestalinista “Szép Szó”, revista que contaba entre sus editores a Françõis Fejtö. Al comenzar la guerra en 1941 el autor fue llamado a servir, y siendo judío, fue enviado al frente ruso (Hungría fue aliada de Alemania) no como combatiente sino para realizar trabajos forzados. Fue prisionero en la antigua URSS llegando a conocer de primera mano la vida en los campos de concentración rusos lo que le serviría para escribir varios cuentos reunidos posteriormente en un libro. Apoyó la revolución húngara de 1956 lo que lo obligó a mantenerse en el silencio, prohibido de publicar. Quizá lo más conocido de este autor en nuestro idioma son los “Cuentos de un minuto”, que para quienes gustamos los cuentos del guatemalteco Augusto Monterroso aquel libro debe estar entre nuestros posibles búsquedas.

Estas obras de István Örkény versan sobre el propio enredo de la vida humana como un drama cuyo desfecho es siempre el mismo: la muerte.

viernes, 16 de marzo de 2012

120 años del nacimiento de César Vallejo




Hoy es un día especial para nosotros los peruanos pues celebramos los 120 años del nacimiento de nuestro poeta mayor, César Vallejo (Santiago de Chuco, 1892 – Paris, 1938).

Hasta un doodle en el Google Perú hay en homenaje a esta fecha, lástima que sea solamente en la versión peruana.



Recuerdo que una de mis primeras lecturas en la escuela fue el cuento “Paco Yunque”, y se me quedó grabado por la tristeza que me daba imaginarme al protagonista del cuento –de origen humilde, hijo de una empleada doméstica- siendo humillado por su compañero proveniente de familia rica. La tristeza es el sello característico en la obra de Vallejo, hasta en el vaticinio de su muerte en el poema “Piedra negra sobre piedra blanca” :

“Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en Paris — y no me corro —
Tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.”


Se fue un viernes y no un jueves, aunque fue en Paris, y aquel quince de abril de 1938 llovió en la capital francesa.

Siempre es necesario releer a este compatriota universal, y hoy en especial, con tristeza –por otros motivos- lo tenemos presente.

Dejo tres poemas, dos de los cuales tienen un vídeo donde los actores argentinos Federico Luppi y Leonardo Sbaraglia respectivamente declaman “Los heraldos negros” y “Masa”.

Deixo às traduções ao português dos poemas por se tiver algum brasileiro ou português interessado.

Los heraldos negros

Hay golpes en la vida tan fuertes... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!

Son pocos, pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos Ilama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!



Os arautos negros

Há golpes na vida tão fortes... Eu nem sei!
Golpes como do ódio de Deus; como se ante eles
a ressaca de quanto foi sofrido
se empoçara na alma... Eu nem sei!

São poucos, porém são... Abrem sulcos escuros
no rosto mais fero e no lombo mais forte.
Serão talvez os potros de bárbaros átilas;
ou os arautos negros que nos manda a Morte.

São as caídas fundas dos Cristos da alma,
de alguma fé adorável que o Destino blasfema.
Esses golpes sangrentos são as crepitações
de algum pão que na porta do forno se queima.

E o homem... Pobre... pobre! Volve os olhos, como
quando por sobre os ombros nos chama uma palmada;
volve os olhos loucos, e todo o vivido
se empoça, como charco de culpa, na mirada.

Há golpes na vida tão fortes... Eu nem sei!







Masa

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder hacer nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...


Massa

Ao fim da batalha,
e morto o combatente, veio até ele um homem
e lhe disse: «Não morra, te amo tanto!»
Mas o cadáver, ai!, continuou morrendo.

Se aproximaram dois homens e repetiram:
«Não nos deixe! Coragem! Volte a vida!»
Mas o cadáver, ai!, continuou morrendo.

Acudiram vinte, cem, mil, quinhentos mil,
clamando «Tanto amor e não poder fazer nada contra a morte!»
Mas o cadáver, ai!, continuou morrendo.

Se aproximaram milhões de indivíduos,
com um apelo comum: «Fique irmão!»
Mas o cadáver, ai!, continuou morrendo.

Então todos os homens da terra
se aproximaram; o cadáver os viu, triste, emocionado;
se ergueu lentamente,
abraçou o primeiro homem; e começou a andar.





- Vídeos subidos a youtube por Nexusagain.
- Traducción de "Los heraldos Negros" al portugués por Fernando Mendes Vianna.

La lluvia inmóvil, Campos de Carvalho



Título original : A chuva imóvel (1963)
Editora Civilização Brasileira.


Casi siempre en las librerías me deparo con otros lectores/compradores y acabamos conversando sobre autores, libros y demás, y son esos extraños momentos donde aprovecho para aminorar mi ignorancia sobre literatura brasileña. Fue así que un cierto día un compadre -mientras me preguntaba qué otros escritores peruanos existían, además de Vargas Llosa, y si había alguno en aquellos estantes: habían tres más- me señaló dos libritos, en un anaquel separado, donde suelen exhibir “as raridades”: “Campos de Carvalho era uma fera!”, me aseguraba. Así, sin haber escuchado absolutamente nada hasta ese momento sobre Walter Campos de Carvalho (Uberaba, Minas Gerais, 1916 – São Paulo, 1998) me aventuré haciéndome de aquellas dos obras.

Si con “Agua viva” de Clarice Lispector se experimenta esa sensación de libertad, de no tener fronteras abarcando varios temas -siendo al final uno solo, la condición humana- en un torbellino verbal que te atropella y no te da tiempo para respirar, aquí, con esta obra escrita diez años antes de aquella vuelvo a experimentar ese placer en ser zarandeado, cacheteado por una prosa tan directa, que no solo señala con el dedo, sino que lanza lo que tenga a la mano; es corta y densa, y se da espacio para frases con un ácido humor, a veces irónico, donde entre el soliloquio del enajenado narrador se encuentra su protesta contra la estupidez humana, en aquella época evidenciada por el abuso de ataques con armas químicas: a mediados de los 60’s se daba la Guerra de Vietnam y ya se sospechaba cuán atroz podría ser la raza humana dejando una prueba más de lo animales –con el perdón de los animales-que podemos llegar a ser, como si no hubiese bastado las bombas atómicas a Japón durante la segunda guerra. Aquí el autor llama a esto “Atoms at work”, donde ya no se reconoce en Cafarnaúm -ciudad a la que el narrador llega, podría ser cualquiera- pues los muertos aparecen como hongos en el piso, y ya no hay espacio para poner el pie. Pareciera que Campos de Carvalho utiliza el nombre de este poblado donde Jesús ejerció milagros irónicamente pues es en esta misma tierra que el hombre todo lo destruye.

A mí no me interesa distraer al lector y sí golpearlo en su carne, llegarle a la médula.

A través del texto se le nota hastiado y asqueado, y se basa en frases sardónicas y juegos de palabras para sobrellevar esto que se llama vida. Su muy buen manejo del idioma hace que la narración raye con lo lírico, por muchos momentos es magistral. Al igual que con el libro de Clarice Lispector mencionado y leído hace poco éste también lo disfruté bastante, aquella sensación de que el autor está a tu lado como un amigo más, conversándote, como confesándose y develando ante nuestros ojos la mierda que se puede encontrar en este mundo.

Aquí mismo, en su país de origen, el autor no es tan conocido como Jorge Amado, por ejemplo, aunque el célebre bahiano no se haya cansado de recomendar las lecturas de este compatriota suyo; entre los propios brasileños son pocos los que conocen sus obras.
Narración de índole pesimista, pero pareciera que acostumbrado a ese miasma, a moverse entre el lodo. La belleza en la irracional escrita de Campos de Carvalho.



Lo que hicieron de mí está hecho, o lo que yo mismo hice de mí, éste perfecto estrangulamiento, yo, este péndulo muerto pero aún vivo, este cerebro latiendo dentro de mí y yo dentro de él, esta conciencia mía mucho más yo de que cuando nací, sin ninguna placenta, y apenas esta cuerda conectándome al mundo exterior, o al mundo interior. El dueño de este cadáver soy yo mismo, aunque los otros lo reclamen o no, los dueños del mundo, y ahora de este submundo, si es que acaso todavía existiesen sobrevivientes para sobrevivir a alguna cosa, y no hayan sido cogidos por la hecatombe, cogidos y ahora recogidos, como yo.

Intentaron reducirme al polvo y no lo consiguieron. Aquí estoy yo con mi cuerda y con mi conciencia, íntegro e íntegro, fuera del alcance de sus armas de largo alcance, de sus experiencias homicidas o suicidas, fuera de su sistema solar o de cualquier otro sistema, yo, el rebelde, el rebelado, aunque sea tan solo un desertor: el desertor en el desierto.
Llevarán siglos para izarme, si es que realmente están izando, y mientras dure esta larga ascensión de mi cadáver, y también de lo que está dentro de él, yo y no él, continuaré minuto a minuto a escupirles desde el fondo de mi conciencia, con esta cuerda en el cuello, pero escupiendo, en señal de protesta y sobre todo de asco, por mí y por todos esos que murieron o que están muriendo, junto conmigo, muriendo, en esta matanza de inocentes.

Hasta estando muerto continuaré dando mi testimonio de muerto. Esta lluvia inmóvil ¿seré yo que la estaré escupiendo?


(Extracto, Págs. 103 y 104)

sábado, 10 de marzo de 2012

Planeta Cerasuolo Di Vittoria DOCG 2008



Planeta S.S.
Planeta, D.O.C.G. Cerasuolo Di Vittoria, 2008
Nero d’Avola 60%; Frappato 40%
13% Grad. Alc.
Menfi, Agrigento (AG), Sicilia, Italia.


¿Algún tinto para acompañar nuestro pescadito frito? Este corte de nero d’avola con frappato venido de la “punta de la bota” cayó muy bien.

Al igual que con el tinto francés anterior, para este ejemplar italiano hay que considerar las siguientes denominaciones:

- V.d.T. o Vino da Távola, ése es el vino de mesa sin indicación geográfica, de los más simples.
- I.G.T. (Indicazione Geográfica Típica)
- D.O.C. (Denominazione di Origine Controllata)
- D.O.C.G. (Denominazione di Origine Controllata e Garantita)

El caldo de la presente entrada es de la última denominación, pero aún así debe estar entre los más terrenales de ese grupo.

El vino: de suave coloración, translúcido, parece tener poco cuerpo. En nariz hay un aroma muy afrutado, a mermelada de fresas, frambuesas, cerezas, es toda una explosión de aromas, no se percibe alcohólico, hay algo de vainilla también. En boca es más atractivo aún: afrutado de nuevo, leve pero no aguado, equilibrada consistencia; hay un amargor diferente que se impregna en el paladar hacia adentro; no es alcohólico; madera cero, si no te agradan los amaderados este te va a gustar; algo mineral, es muy fresco. De sedosos taninos, hay un amargor al final que le da una personalidad diferente. De una muy buena rpc, inclusive si es comprado aquí: RS55. Muchos de los buenos italianos pasan los RS100, ya afuera sale al equivalente de RS20. Una agradable sorpresa.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Hijo de hombre, Augusto Roa Bastos




Año de publicación : 1960
Editora : El Lector
Año de esta publicación : 1994


La literatura de Augusto Roa Bastos (Asunción, 1915 – 2005), así como la literatura paraguaya era una tarea pendiente desde hace mucho. Esperaba depararme algún día con “Yo, el supremo”, sin saber que aquella obra forma parte de una trilogía que inicia con la obra de esta entrada, y que culmina con “El fiscal”. Así, una vez más quedo convencido de que los libros son los que nos encuentran y no a la inversa. Al revisar el área de “literatura em espanhol” estaba ahí, junto a una obra de Alejo Carpentier en tapa dura que será motivo de otra entrada.

Novela con marcados ribetes bíblicos, desde el título, y continuando con una de las citas que el autor utiliza al inicio de la obra: pasajes del libro de Ezequiel.

Compleja, pero por muchos momentos sabrosa. La complejidad no está en las expresiones en guaraní que muchos de los personajes de esta obra acostumbran utilizar al igual que el castellano, y es que en el cotidiano en el Paraguay es así, se suele intercalar ambos idiomas; es bacán oírlos hablar en su idioma madre y ya con nosotros, los extranjeros, en castellano. Envidia sana ya que en el Perú la gran mayoría no cultivamos nuestro idioma original, el quechua; muchos hasta se avergüenzan de ello. Aquí se siente que las frases utilizadas en guaraní enriquecen los diálogos, como que posee más énfasis que de haberlas escrito/dicho en castellano.

Compleja en el sentido que llegado a la mitad del libro me preguntaba ¿quién es el personaje principal? A cada trecho son diversos los personajes que van construyendo la historia que Roa Bastos hilvana con maestría: los personajes que encontramos al inicio de esta saga son el viejo Macario Francia y Gaspar Mora, pobladores de Itapé: el primero el anciano que lleva la historia del pueblo con él, es el encargado de mantener presente los hechos de Gaspar Mora tras su muerte; el segundo, músico y constructor de instrumentos, llega a ser contagiado de lepra y decide aislarse del pueblo para no diseminar el mal que lo aqueja; “omanó vaekué ko-ndoyejhe’ ai oikovevandie”: “los muertos no se mezclan con los vivos”, argumenta. Se sacrificó -como Jesús- anteponiendo el bienestar de los suyos al de su propia comodidad. También en este capítulo inicial encontramos la lucha de Macario por mantener el Cristo tallado por Gaspar en la iglesia, ante la negativa del cura por haber sido la obra de una persona que nunca entró a oír misa: la obra de un hereje. El canónico tiene problemas para expresarse y hacerles entender en guaraní el mal que esto trae. Esta disputa hace recordar los primeros intentos de imponer el catolicismo a la llegada de los españoles a estos lares: no sólo problemas de comunicación, aquí se ve, como en épocas de la conquista, cómo el acceder a mezclar ambas culturas resulta una solución. En muchos trechos aparece mencionado en forma de recuerdo “El supremo” o “Karai Guasú”, personaje principal de la obra que sigue a esta.

Luego, en el capítulo siguiente, “Madera y carne”, Roa Bastos nos traslada a Sapukái, a donde llegará un inmigrante ruso llamado inicialmente de “gringo” que tras salvar la vida a María Regalada, la hija del sepulturero, será conocido como “doctor”, para luego ser llamado de “hereje”. Tanto en esta historia como en la del capítulo anterior hay mucha simbología, detalles que inicialmente pueden pasar desapercibidos pero que posteriormente se puede vislumbrar del por qué están ahí.

Quizá la historia de Casiano Jara y su mujer Natividad en el capítulo cuatro “Éxodo” -de nombre también bíblico- es una de las más impactantes. Lo sufrido por ellos, no sólo físicamente, sino también la mengua en la honra familiar, domeñados por el coronel Chaparro quien se obsesiona con Natividad, reduciéndolos a la más mínima expresión, perseguidos, con el orgullo perdido por la continua humillación recibida, y con un bebé en el vientre –se llamaría Cristóbal, otro de los personajes principales en capítulos posteriores- y con todo en su contra, cuando para ellos la muerte pareciera ser una bendición su destino daría un giro radical en la historia, los supervivientes de esta obra.

Cristóbal Jara, llamado de Kiritó (“Cristo”, en guaraní) parece tener un destino trazado desde que estaba en el vientre de Natividad.

Esta novela tiene la particularidad en el capítulo siete de traer el diario de Miguel Vera –nuestro narrador en muchos trechos de la obra, y otro de los principales personajes- de la previa a la Guerra del Chaco y durante esta. Roa Bastos te deja en el campo de batalla: casi se siente la niebla mezclada con la pólvora, el hedor de carne podrida que no sabes distinguir si es de los sobrevivientes o de los cientos de cadáveres que hay alrededor: capítulo muy gráfico e intenso, al igual que el capítulo cuatro, “Éxodo”.




¡Defender la patria! –barbotó otra vez Hilarión, dando un tacazo con su muleta-. ¡Las tierras de los gringos fuimos a defender…! ¡Nosotros también somos la patria y quién nos defiende ahora!
(Pág. 313)

No trata en sí sobre la historia de aquella guerra, ésta está presente en parte de la trama pero no es el tema principal, como sí lo es el abuso autoritario al que estaban expuestos sus compatriotas de antaño, enfrascados en una guerra en donde el pueblo es quien pierde.

Roa Bastos nos presenta de diversas maneras a Miguel Vera, nuestro narrador: los capítulos impares son narrados en primera persona y los pares en tercera. Es una obra compleja y de a pocos se va descubriendo las riquezas que esconde. Vera comienza como uno de los principales cabecillas de la revuelta, para posteriormente traicionar a los suyos reprimiéndolos y, finalmente lo encontramos retornando a Itapé como alcalde, antes de su muerte.

El autor nos acerca este bosquejo, donde el principal personaje es el pueblo en sí, retratados por diversos personajes que lamentablemente padecen el mismo mal: estar bajo el abuso y la arbitrariedad de los que ejercen el poder momentáneo, mal que no solamente lo sufrió Paraguay, quizá toda Latinoamérica. Es cierto que esto aquí es ficción, probablemente en la realidad haya sido peor.

Genial obra del Premio Cervantes de 1989. Y eso que la obra cumbre de Roa Bastos es “Yo, el supremo”, y no la de esta entrada. Después de conocer esta obra cada vez más caigo en cuenta de que los escritores del boom latinoamericano de los 60’s y 70’s eran otra cosa.

sábado, 3 de marzo de 2012

Bouza Tannat 2008




Bodegas Bouza
Bouza Tannat 2008
13,8% Grad. Alc.
Las Violetas, Canelones, Uruguay.


Estamos atentos en depararnos con más vinos uruguayos y otra de las marcas que tienen un prestigio ganado entre los consumidores por aquí son los caldos de las Bodegas Bouza. Encontré inclusive un albariño en la línea del presente vino que llamó nuestra atención pues recordamos con agrado el Martín Códax español elaborado con esa cepa.

El presente vino: es muy oscuro, casi negro, con bordes púrpuras. Denso, llega a teñir las paredes de la copa. Forma lágrimas intensas. Olor a moras, a ciruelas negras, es muy aromático, e inicialmente algo alcohólico, pasado un tiempo esta última sensación desparece en nariz. En boca viene lo bravo: cuenta con una muy leve sequedad, casi imperceptible, es corpulento, también algo alcohólico, sensación fuerte a chocolate bitter, a cuero, a café. De final largo, es una experiencia agradable pero incomoda algo esa ligera sensación alcohólica en boca, también me gustaría encontrarlo algo más seco. Pero estos últimos detalles no desvaloriza el conjunto, menos aún considerando “que es la línea básica de la bodega”, esto lo torna sorprendente y dejando instalada una curiosidad por líneas superiores de esta casa.

Va muy bien con el churrasco brasileño, lo que nosotros conocemos por parilla.